niños enfrentando un duelo:
Una guía para familias

La pérdida de un ser querido es una experiencia profundamente dolorosa, y para los niños, puede resultar especialmente confusa y abrumadora. Este artículo busca ofrecer herramientas y estrategias para acompañar a los más pequeños en su proceso de duelo, ayudándoles a expresar sus emociones, comprender la pérdida y encontrar formas saludables de sobrellevarla.

1. Comprender el duelo en los niños

El duelo como proceso natural:
Es importante reconocer que el duelo es una respuesta natural ante la pérdida, aunque en los niños se exprese de manera diferente a como lo hacen los adultos. Los niños pueden experimentar una mezcla de emociones que varían desde la tristeza hasta la confusión o incluso la ira.

Manifestaciones del duelo infantil:

  • Cambios en el comportamiento: Pueden mostrarse retraídos, irritables o tener dificultades en la escuela.

  • Expresión a través del juego: El juego puede ser una vía para que los niños exterioricen sus sentimientos.

  • Preguntas constantes: La curiosidad y la necesidad de entender lo que sucede son comunes.

Comprender estas manifestaciones es el primer paso para brindar un apoyo adecuado.

2. Estrategias para contener y apoyar emocionalmente a los niños

 Establecer un ambiente seguro y de contención:

  • Presencia y escucha activa: Estar disponible para escuchar sin juzgarles les ayuda a sentirse acompañados.

  • Validar sus emociones: Hacerles saber que es normal sentir tristeza, enojo o confusión refuerza la idea de que no están solos en su dolor.

  • Rutinas y estabilidad: Mantener actividades diarias regulares les aporta una sensación de seguridad en medio del caos emocional.

Herramientas prácticas:

  • Diálogos abiertos: Fomentar conversaciones sobre lo que sienten y lo que han vivido.

  • Expresión a través del arte: Dibujar, escribir o realizar manualidades pueden ser medios efectivos para canalizar emociones.

  • Historias y cuentos: Leer o contar relatos que aborden la pérdida puede ayudarles a procesar sus sentimientos de manera simbólica.

3. Cómo explicar el proceso de la pérdida de manera adecuada

Comunicación honesta y adaptada a su edad:

  • Lenguaje claro y sencillo: Es esencial utilizar palabras que el niño pueda entender. Por ejemplo, explicar que “cuando una persona muere, su cuerpo deja de funcionar, pero siempre vivirá en nuestros recuerdos”.

  • Evitar eufemismos confusos: Términos como “se durmió para siempre” pueden generar malentendidos y miedos.

  • Responder a sus preguntas: Es natural que surjan dudas; responder de manera honesta, sin sobrecargarles con detalles que no pueden procesar, es fundamental.

Incorporar rituales y homenajes:

  • Crear un espacio de recuerdo: Organizar actividades que permitan recordar al ser querido, como hacer un álbum de fotos o encender una vela en su honor, puede ser reconfortante para los niños.

  • Homenajes digitales: En un contexto moderno, las plataformas digitales pueden convertirse en lugares de encuentro donde compartir anécdotas y recuerdos, ayudando a preservar la memoria del ser querido de forma interactiva y colaborativa.

4. Recursos y consejos adicionales

Buscar apoyo profesional:

En algunos casos, la ayuda de un psicólogo o terapeuta especializado en duelo infantil puede marcar la diferencia.

Participar en grupos de apoyo, tanto para niños como para padres, facilita la expresión y el entendimiento mutuo de la experiencia de la pérdida.

Cuidar también de uno mismo:

Los cuidadores necesitan tiempo para procesar sus propias emociones. Al atender su propio duelo, estarán en mejor posición para acompañar a los niños.

Conclusión

El duelo en la infancia es un proceso complejo que requiere de paciencia, empatía y comunicación abierta. Al ofrecer un entorno seguro, validar sus emociones y explicar la pérdida de forma clara y honesta, ayudamos a los niños a transformar el dolor en un camino de recuerdo y resiliencia. Las herramientas prácticas y los homenajes, ya sean físicos o digitales, pueden convertirse en aliados esenciales para honrar la memoria de quienes se han ido, mientras se nutre la capacidad de los pequeños para sobrellevar sus sentimientos.

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